Muchos cuentos circulan en el imaginario popular, sin embargo, en Argentina hay chicos que nunca leyeron uno. Leer, o que alguien lo haga por ellos, además de permitirles acceder a universos diferentes, imaginarios o reales, los ayuda a tener mejores trayectorias educativas. En este sentido, el Programa de Desarrollo Lingüístico y Cognitivo promueve situaciones de lectura en el jardín y en la escuela, buscando intensificar la articulación entre las familias y las instituciones educativas. Se trata de un proyecto que desarrollan conjuntamente Fundación Arcor, el Consejo General de Educación de Entre Ríos e investigadores del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), dirigidos por Celia Rosemberg y Ana María Borzone, con el propósito de promover el desarrollo lingüístico y cognitivo de los niños y las niñas.
El programa se implementa desde 2007 en los jardines de infantes de toda la provincia, con la participación activa de docentes y familiares de los niños. Respetando los lineamientos curriculares para el nivel inicial de la provincia, la iniciativa promueve la lectura como una herramienta para que los niños y las niñas desarrollen conocimientos, creen lazos afectivos y se relacionen con el mundo. Así como el juego, leer también es un momento de aprendizaje a través del cual se obtienen mejores resultados de alfabetización cuando se comienza a temprana edad. Como parte de la iniciativa, se imprimieron doce libros de cuentos para las salas, para las familias y los docentes.
En la actualidad, la propuesta se encuentra trabajando intensamente en la formación continua de los docentes, para poder profundizar en la temática y fortalecer su implementación. La capacitación tiene modalidad presencial y no presencial, esta última a través la Plataforma Virtual de Capacitación de Fundación Arcor. Los conceptos, sugerencias y actividades buscan una repercusión en la práctica docente y en la generación de oportunidades para la infancia.
Un proyecto que avanza
Al finalizar las primeras aplicaciones, la evaluación que hizo el equipo técnico sobre el impacto del programa, demostró que los cambios en el universo lingüístico y cultural de los chicos fueron notables. También surgió la necesidad de darle continuidad al proceso. Es así que en 2011 se comenzó a trabajar en la articulación con la escuela primaria, para fortalecer el paso de un nivel a otro y el acompañamiento en las trayectorias escolares de los niños y las niñas, buscando que no sientan un desfasaje entre las actividades del jardín y las de primer grado.
La articulación es importante, ya que al ingresar a primer grado, los niños deben poder utilizar un vocabulario de entre 4 y 6 mil palabras. Esto los ayudará en sus primeras lecturas y escrituras, y también en la comprensión del lenguaje simbólico de las matemáticas, las ciencias y las artes. Por esta razón, la propuesta en el nivel inicial hace hincapié en la oralidad, mientras que en primer grado, se orienta a fortalecer la escritura, ya que el lenguaje escrito es la herramienta clave para organizar y conservar la información a través del tiempo.
Familias protagonistas
En las interacciones cotidianas de los chicos aparece una gran cantidad de momentos educativos. Sin embargo, no siempre los adultos a cuidado de los niños los reconocen como situaciones de aprendizaje o poseen las herramientas para desarrollarlos, por ejemplo, leer un cartel en la calle. Por eso, el programa intenta acercarse a las familias para que valoricen esas instancias como momentos en que los chicos también están aprendiendo. De este modo, se busca potenciar el impacto sobre el desarrollo cognitivo y lingüístico de los pequeños.