La música, la plástica, la literatura, el teatro y el juego son grandes aliados de la primera infancia. Articular las diferentes expresiones artísticas con el tiempo de jugar es un aporte sustancial para el desarrollo integral de los más pequeños. En ese sentido, la Agrupación Abriendo Rondas conjuntamente con Fundación Arcor publicó Ensaladitas de arte, una propuesta integrada por un cuadernillo y un CD, para acompañar a los niños y las niñas durante los primeros años de vida. El material se produjo conjuntamente entre Abriendo Rondas y Fundación Arcor.
“El propósito de Ensaladitas de arte es que la experiencia artística forme parte de la cotidianeidad de los niños. Buscando desmitificar que el arte es un ámbito que se circunscribe a ciertos grupos o edades, si las condiciones se generan es una posibilidad que está al alcance de todos”, explica Andrea Lelli, integrante de Abriendo Rondas.
Contiene ideas, sugerencias y contenidos plasmados en diversas actividades expresivas, recursos y materiales simples, que atienden las necesidades e intereses de los chicos, y está destinado a maestros, madres cuidadoras y promotores comunitarios.
La Agrupación se creó en 2007, buscando un espacio donde se desarrollen e implementen acciones e intervenciones que promuevan el vínculo de la infancia con el juego, el arte y las distintas expresiones de la cultura; desde la perspectiva de los derechos del niño. “Se pretende democratizar y generar propuestas que permitan la accesibilidad a la experiencia artística en el ámbito familiar y de las instituciones socioeducativas”, afirma Lelli. El equipo se completa con Ana Seguí, Carolina Vaca Narvaja y Mariel Glökner.
¿Por qué promover el vínculo entre infancia, juego y expresiones artísticas?
Consideramos fundamental revalorizar la experiencia artística como un espacio intrínsecamente generador de cambios que mejoran las condiciones de vida, una herramienta de diálogo, de participación y de construcción colectiva. El arte transforma, genera vínculos desde el afecto, la expresión y la comunicación, redefine los materiales y los espacios que nos rodean, es un modo de recuperar los saberes que todos tenemos, transmitidos por generaciones. El niño se acercará a través del juego a esta experiencia integral. Jugar es la actividad principal del día para el niño y por lo tanto el modo fundamental de aprendizaje. Es un lenguaje que reconocerá como propio y que a lo largo de su vida lo acompañará para descubrir el mundo. Posee un contenido culturalmente valioso que propicia momentos de encuentro, de exploración, de conocimiento, momentos individuales, colectivos, de expresión, de creación, de disfrute y placer. El juego crea el contexto posible para el desarrollo y la imaginación.
¿Cuáles son los beneficios?
Desde esta mirada, es posible generar experiencias que brindarán mejores condiciones para el desarrollo de los más pequeños. Promoverlo desde una concepción integral, implica mirar al niño en un contexto familiar y social determinado, que contemple los cuidados esenciales de protección, alimentación, higiene y salud, pero que también requiere de un tiempo diferente para compartir juegos, canciones, cuentos y experiencias vinculadas a los lenguajes expresivos. Permite acompañar la crianza valorándola como una oportunidad, re-significando las vivencias cotidianas desde vivencias culturales, estéticas y expresivas.
¿Por qué abordarlo desde el juego?
El juego, así como el arte, promueve momentos de búsqueda, de conocimiento; individuales y colectivos. Todas las vivencias en la infancia se vinculan al juego como motor para el desarrollo de iniciativas creativas que promueven el intercambio de ideas y el consenso. Al generar momentos para jugar con las palabras, las miradas, los gestos y movimientos del cuerpo, los sonidos y los colores, el niño comenzará a tomar contacto con la música, la plástica, la literatura y el teatro, de la mano de un adulto que crea las condiciones para el juego.
¿Qué responsabilidades y obligaciones tenemos los adultos?
El adulto es quien puede crear un vínculo que permita desde el afecto, favorecer tiempos y espacios donde el juego y las experiencias artísticas se desarrollen de acuerdo a intereses y necesidades de los niños. Asumir una actitud que estimule y promueva la participación activa de los chicos y las chicas de la mano de un adulto que se conmueva, produzca, reproduzca y transmita cultura con responsabilidad, que cuide, observe y responda a las necesidades del niño, que juegue, mire, escuche, que confíe, acepte la diversidad, que esté abierto al debate y al acuerdo, que quiera aprender y se arriesgue asumiendo desafíos, a través de la acción.
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